domingo, 23 de julio de 2017
martes, 18 de julio de 2017
Cuestiones de familia
Había una vez un conejo que se llamaba Serapio. Él vivía en lo
más alto de una montaña con sus nietas Serafina y Séfora. Serapio era
un conejo bueno y muy respetuoso con todos los animales de la montaña y
por ello lo apreciaban mucho. Pero sus nietas eran diferentes: no sabían lo que era el
respeto a los demás. Serapio siempre pedía disculpas por lo que
ellas hacían. Cada vez que ellas salían a pasear, Serafina se burlaba:
'Pero mira que fea está esa oveja. Y mira la nariz del toro'. 'Sí, mira que
feos son', respondía Séfora delante de los otros animalitos. Y así se la
pasaban molestando a los demás, todos los días.
Un día,
cansado el abuelo de la mala conducta de sus
nietas (que por más que les enseñaba, no se corregían), se le
ocurrió algo para hacerlas entender y les dijo: 'Vamos a practicar un juego en
donde cada una tendrá un cuaderno. En él escribirán la palabra disculpas, cada
vez que le falten el respeto a alguien. Ganará la que escriba menos esa
palabra'.
'Está bien abuelo, juguemos', respondieron al mismo tiempo. Cuando Séfora le
faltaba el respeto a alguien, Serafina le hacía acordar del juego y hacía que
escriba en su cuaderno la palabra disculpas (porque así Séfora tendría más
palabras y perdería el juego). De igual forma Séfora le hacía acordar a
Serafina cuando le faltaba el respeto a alguien.
Pasaron los días y hartas de escribir, las dos se pusieron a conversar: '¿no
sería mejor que ya no le faltemos el respeto a la gente? Así ya no sería
necesario pedir disculpas'.
Llegó el momento en que Serapio tuvo que felicitar a ambas porque ya no
tenían quejas de los vecinos. Les pidió a las conejitas
que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus cuadernos quedaran como
nuevos. Las conejitas se sintieron muy tristes porque vieron que era imposible
que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Se lo contaron al abuelo y él
les dijo: 'Del mismo modo queda el corazón de una persona a la que le faltamos
el respeto. Queda marcado y por más que pidamos disculpas, las huellas no se borran por
completo. Por eso recuerden debemos respetar a los demás así
como nos gustaría que nos respeten a nosotros'.
lunes, 17 de julio de 2017
miércoles, 12 de julio de 2017
lunes, 10 de julio de 2017
Obra de teatro
Título: El gato y el ratón
Autor: Alan Rejón
Autor: Alan Rejón
Escenografía: Una calle común y corriente.
Personajes:
Gato
Ratón
Historia: Un pequeño ratón se da cuenta que está a punto de ser cazado por un gato, intentando salvarse nuestro pequeño amigo comienza una pequeña charla.
(El ratón está de espaldas cuando de repente el gato comienza a correr hacia él.)
Ratón: ¡Espera!, ¡Espera!
Gato: ¿Qué quieres?
Ratón: ¿Por qué haces esto?
Gato: ¿Qué cosa?
Ratón: Cazarme.
Gato: Pues, porque tengo hambre.
Ratón: Bueno, ¿Te gusta mi sabor y la textura de mi piel?
Gato: Humm, de hecho no, odio cuando la cola pasa por mi garganta y todavía después de unas semanas sigo escupiendo bolas de pelo blancas.
Ratón: Entonces ¿Por qué cazas ratones? No tiene sentido.
Gato: Tal vez, pero el gato que vino del futuro, nos enseñó que para salvar la comunidad gatuna debemos hacerlo.
Ratón: No puedo creer que esa sea la razón.
Gato: Si, el viajero es un robot que todo lo sabe.
Ratón: Bueno, explícame esto, si es un robot, ¿Por qué tendría que comer ratones si ni estómago tiene?
Gato: Pues, pues… (El Gato se come al ratón) Tanta plática me abrió el apetito.
Fin
Suscribirse a:
Entradas (Atom)